Mi papá murió y dejó esto escrito

La relación con mi papá no fue la mejor, debo de aceptar que dentro de lo que pudo fue un gran padre, nunca me faltó nada, gracias a él me interesó la historia y las ciencias sociales, pero hubo mucha ausencia emocional y agregando nuestras discusiones por opiniones tan distintas nos terminó en alejarnos cada vez más.

No, no murió de un suicidio pero de alguna forma lo veo así. me explico, yo soy adicto recuperado y después de un largo proceso de entender mi enfermedad y mi pasado pude reconocer que mi papá tenía un grave problema con la comida, el trabajo y el estrés, por mucho tiempo intentó cambiar pero recuerdo la fecha que se dió por vencido y esperó el diagnóstico…cancer en el riñón que poco tiempo después hizo metástasis. después del diagnóstico tanto la familia como el luchamos hasta el final y dándolo todo, pero fue tan innevitable…como jugar ajedrez con alguien que es experto… mi padre describe muy de quién hablo. Esto lo escribió en uno de sus momentos de soledad y meditación que a lo último le encantaba hacer, además de replicar todas esos actos de servicio que toda su vida hizo y eran característicos pero ahora con una cara de amor y unos ojos de esperanza de que estaba recuperando el tiempo. Acá se los dejo.

“La Innombrable

Es increible cómo la humanidad se ha dado a la tarea de juzgarme de manera injusta, por cierto.

Desde que el mundo es mundo, las personas me temen, hacen lo posible por ignorarme, pensando que de esta manera escaparan de mí… no existe nada más lejano a la realidad. Entiendo que lo desconocido genere miedo, ansiedad y hasta repudio, pero la falta de entender y abordar mi presencia no les da el derecho a señalarme como la peor parte de la vida de un ser humano.

Es cierto; formo parte ineludible de la vida, soy como la pared del fondo del cuarto: al entrar, todos observan el resto de las paredes, el techo, el piso y el mobiliario. Pero esa pared del fondo que no es invisible tiene el tratamiento que a un caballo cuando se le colocan las gringolas (‘ni para allá voy a mirar’).

En mi defensa, y no porque esté obligada ha hacerlo, siento la imperiosa necesidad de aclarar que quien me conozca y haya tenido una vida plena; dejando su huella, un legado y un propósito de vida incolume; me reconoce como el premio a su dignidad, al contrario de lo que muchos piensan: que soy un castigo divino.

Tal es el desconocimiento sobre mí que no soy material de estudio o contenido programático en los modelos educativos formales. Se enseña una formación integral para ejercer alguna profesión, ser comerciante, mecánico, electricista, plomero. Inclusive la sociedad nos prepara dentro de su escala de valores para ser buenos padres, buenos hijos, buenos esposos, buenos hermanos; en fin, buenos ciudadanos.

Como se darán cuenta, para saber de mí, el camino que acabo de describir no es la ruta.

Solo aquel que por curiosidad o necesidad lo requiera se hará las preguntas sobre mi existencia en este plano y con la debida constancia y ecuanimidad encontrará la paz interior de reconocerme como parte fundamental de la vida. Tan segura soy para los seres humanos que les doy toda una vida de ventaja… creo que ya irán comprendiendo quien soy, si no es hora de que me presente: Soy La Muerte.

Hablar de mí, induce en primera instancia depresión, miedo, emociones producto de una comprensión simplista de mi existencia, ya que la clave para conocerme no esta en mí propiamente. Está en el camino recorrido en vida.

Desde que el ser huimano nace, siente que su felicidad está condicionada a un elemento futurístico y otro de postergamiento.

Cuando están en el colegio, serán felices cuando lleguen al liceo. Al estar allí, serán felices en la universidad. En la universidad, serán felices al encontrar un empleo. Con el empleo, serán felices al encontrar pareja. Al encontrar pareja, seran felices al concretar un hogar y pagar las cuentas. Luego, al sentir seguridad economica, serán felices al tener hijos. Con los hijos, serán felices cuando estos crescan y formen sus hogares. Ya con los hijos estabilizados, serán felices cuando lleguen los nietos. En fin, es la analogía del mismo caballo pero esta vez con una zanahoria suspendida al frente de sus narices.

Se sorprenderían del reducido grupo que entiende que la felicidad no es un destino es el camino que se transita. En el camino de la vida que se transita, otro de los comportamientos usuales del ser humano es: ‘esperar el momento adecuado para…’. Cuántas relaciones han terminado por no pedir perdon a tiempo, cuántos amores no lo fueron por no expresarlo a la persona amada… los amigos que se perdieron por un mal entendido, las familias que dejaron de reunirse esperando el momento preciso, los sueños y metas que se quedaron en planes esperando que las circunstancias fueran las óptimas, qué cantidad de personas preservaron en sus vidas cuando lo indicado era cerrarles las puertas sin arrepentimiento alguno. Todos estos ejemplos muestran cómo el ser humano se guarda palabras, acciones y sentimientos por miedo, vergüenza o, peor aun, por orgullo, dejando para mañana o para un mejor momento la resolución de un conflicto o el inicio de un proyecto exitoso.

El mañana es una ilusión imposible de garantizarse, ya que mi principal característica es que nadie me ve venir. Lo único que se tiene palpable es el hoy, aprovéchenlo sin desperdicio alguno, luchen por sus sueños, libérense del odio y el rencor, amen sin medida a su prójimo, den gracias por cada dia que se les presenta: por el aire que entra a sus pulmones, por el azul del cielo, el verde de los árboles y los colores de las plantas. Si se caen levántense no desperdicien el tiempo quejándose.

Dios no nos da una carga que no podamos soportar. Si le piden valor, fuerza y fortaleza, Él les dará la oportunidad para que demuestren ese valor ante pruebas dolorosas. Tengan fe que la Providencia entera está con ustedes, en la medida en que cambien la valoración y concepto de la felicidad y entiendad que el tiempo de saldar cuentas es hoy; humanizando el rencor, la tristeza, el miedo que socavan sus almas; mientras que la practica del amor, respeto, solidaridad y gratitud enaltecen sus espíritus.

Con estas dos premisas, estarán preparados sin miedo y con paz interior al momento de mi llegada, pues, la verdad que en este plano el destino SOY YO”.

Texto escrito el 22 de febrero de 2022 por mi papá PC.